Estos restos orgánicos proceden habitualmente del azucar, trigo, maiz o semillas oleaginosas.
Todos ellos reducen el volumen total de CO2 que se emite en la atmósfera, ya que lo absorben a medida que crecen y emiten prácticamente la misma cantidad que los combustibles convencionales cuando se queman, por lo que se produce un proceso de ciclo cerrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario